El periodismo y sus desafíos en el posconflicto

El escenario político que enfrenta el país es crucial: la posibilidad de encontrar soluciones al conflicto armado que ha azotado a Colombia durante más de cincuenta años, a través de los Diálogos de Paz.

Con todo, los medios de comunicación han estado ahí, pero cabe preguntarse: ¿Qué tanto han favorecido para que los ciudadanos asuman una posición crítica frente a la guerra y el posible posconflicto?

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Foto: Jessica Mileidy Agudelo Cano.

Los medios en medio del conflicto

En una sociedad que necesita información, la relación entre conflicto interno y medios de comunicación es imprescindible. Desde siempre, los medios se han acercado al drama de la guerra para retratarlo, hacerlo más próximo, presionar posibles soluciones, influir en la opinión pública y promover mejores y diferentes debates.

En la prensa, por ejemplo, se han librado batallas ideológicas y se han generado luchas políticas. Tatiana Pérez Robles, historiadora de la Universidad de Antioquia, señala que los partidos políticos se configuraron a partir de la prensa de mitad del siglo XX y que fue este medio una influencia significativa para que estallara la guerra. De ahí que cada partido político tuviera uno o varios periódicos que le pertenecían, que eran militantes o seguidores y cuyas publicaciones daban cuenta de la ideología del partido.

En esa medida, una guerra comenzaba porque efectivamente los intelectuales de los periódicos partidistas se enfrentaban a través de un lenguaje bélico que invitaba al pueblo a ir a la guerra, a armarse y a formar las guerrillas liberales o conservadoras.

A su vez, durante las violentas protestas de El Bogotazo, la radio demostró su gran poder para convocar a los ciudadanos: “Fue desde la misma radio que Jorge Zalamea, y otros jóvenes universitarios del momento, desde la Radiodifusora Nacional, empezaron a dar rienda suelta a la idea de que la gente se fuera a armar”, explica Pérez. Esto nos permite ver el fuerte lazo que se ha tejido a través de la historia entre los medios de comunicación y el conflicto armado en Colombia. Sin embargo, nos cuestiona el hecho de que no haya una construcción similar con el concepto de ‘paz’.

¿La paz es únicamente la ausencia de guerra?

Como bien sabemos, el gobierno colombiano y las Farc se encuentran en negociaciones de paz. Sin embargo, y suponiendo que se llegue a un acuerdo, nada nos asegura que finalice la violencia política, pues esta última es tan amplia como la misma paz.

El conflicto con las Farc es el más representativo, pero no el único del país. Y  aunque los diálogos que se están desarrollando en La Habana hacen que muchos colombianos imaginen la ‘paz’, existen otros aspectos que dicho pacto dejaría sin resolver directamente.

El narcotráfico es uno de ellos. Juan Diego Restrepo, columnista en Semana.com y editor del sitio verdadabierta.com, indica: “El narcotráfico es el gran negocio de este país, el gran negocio internacional; por esto, desmovilizar las FARC no significa desmovilizar el narcotráfico”.

Como éste, otros temas pasan desapercibidos. A diario se viven diferentes problemáticas internas en las regiones, que evidencian la carencia de control del Estado ante las situaciones que atentan contra la justicia y la dignidad de la población.

Colombia, el país de los afanes

Hasta el momento, los diferentes medios de comunicación del país han abordado los diálogos en La Habana, a partir de un punto de vista gubernamental. Tenemos un cubrimiento limitado de los diálogos, que es consecuencia de una prensa que solo busca información en comunicados de prensa y que no permite generar opinión pública, cuestionar el proceso ni discutir ni profundizar en temas que nos competen a todos.

En Colombia, el flujo de información es apresurado y “el afán de la chiva” no permite investigar ni crear conocimiento ni ahondar en la paz para comprender todos sus matices. Desprenderse de esa necesidad de rapidez y dar paso al contenido elaborado es la gran responsabilidad de los medios de comunicación.

Luis Carlos Hincapié, comunicador social-periodista, docente y actual coordinador del pregrado de Periodismo en la Universidad de Antioquia, afirma que el gran reto de los medios de comunicación es la “autorregulación”, lo que implica detener el afán de querer la chiva y la información de primera mano. Para Hincapié, y de cara al posconflicto, los medios deben crear corrientes de opinión pública, una carencia actual, y empezar a trabajar en un lenguaje de posguerra, hoy denominado de posconflicto: “La paz se construye en el contexto del respeto por los derechos humanos, el reconocimiento de la ciudadanía de las personas y, sobre todo, en términos de equidad: en un país inequitativo no podría haber, en mi criterio, una paz duradera”.

La falta de compromiso de los medios de comunicación representa un riesgo no solo para su labor informativa, sino para su labor pedagógica. Así lo sostuvo Alejo Vargas, director del Centro de Pensamiento y Seguimiento al Proceso de Paz, de la Universidad Nacional, cuando criticó a aquellos periodistas que están mal informados sobre el conflicto y el proceso de paz, una situación que los lleva a hacer mal su trabajo y a desconocer el contexto.

La paz no se firma, se construye

¿Si se firma la paz en las mesas de negociación, terminará la violencia política en Colombia? Cada vez estamos más convencidos de que la paz es una noción que se construye en conjunto, que nos compete a todos.

Javier Darío Restrepo, Maestro de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, dijo a los medios, el 6 de febrero de 2014, que otra mirada del proceso de paz debe interesarse por las respuestas a la desigualdad, a la injusticia, a la pobreza y el hambre, que son varios de los tantos orígenes de la guerra. Cuando estos se convierten en el tema constante de los medios de comunicación, se puede decir que la prensa trabaja para una paz sostenible.

Por su parte, Humberto de La Calle, jefe de la delegación del Gobierno en los Diálogos de Paz en La Habana, se refirió, en la versión digital de la Revista Arcadia, al papel del arte, incluida la comunicación, en los Diálogos de Paz: “El arte toma fragmentos de realidad y los va llevando hacia la versión mítica del conflicto. Pero dicho esto, también el arte contribuye a ese reservorio de verdad verdadera que, como es tópico, constituye uno de los pilares de la aplicación de justicia en el momento de la transición”.

El arte, la literatura, la implementación de la palabra y el símbolo son sumamente importantes para la construcción de una paz que perdure, pero han sido descuidados por la prensa nacional. Solo algunos medios alternativos o comunitarios le han apostado a la construcción de paz con estas referencias. “Un periodismo comunitario es el que construye capital social. No se refiere a reunir un patrimonio en dinero, sino que el capital se crea es con redes ciudadanas, institucionales, comunitarias, en la noción de barrio, de liderazgo, de participación, igualitaria, equitativa”, explica el profesor Luis Carlos Hincapié.

Las preguntas están ahí: ¿será que estamos preparados para el posconflicto? ¿Estaremos realmente preparados para la ‘paz’, y la concreción de los acuerdos que se firmen entre Gobierno e insurgencia? Porque terminado el conflicto armado, vendría una fase de ‘aclimatación de la paz’, como la llama el negociador De la Calle. Los retos apenas comienzan.

 *Este texto hace parte de la edición 68 de De La Urbe.

*Con la colaboración de Daniela Jiménez González y Laura Carmona Hoyos. 

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