El pasado 5 de enero, El Colombiano publicó (tanto en su versión impresa como en su página web) un artículo llamado \”Claves para entender la crisis que tiene en vilo al mundo musulmán\”, firmado por Diana Carolina Jiménez quien hasta entonces, y desde hacía 5 años, se desempeñaba como Editora internacional del periódico.
Dicha columna fue reportada días más tarde por una suscriptora del periódico ante el Defensor de las Audiencias, pues consideraba que era \”una traducción literal ‘que reproduce casi totalmente’ un artículo del diario estadounidense The New York Times\”. Después de una revisión, las directivas de El Colombiano concluyeron que en efecto el artículo era una traducción de How Do Sunni and Shia Islam Differ?, artículo publicado en The New York Times el 3 de enero de 2016 y firmado por John Harney.
Diana Carolina Jiménez es egresada de la Universidad Pontificia Bolivariana, institución donde ejercía como catedrática de la Facultad de Comunicación Social – Periodismo, además trabajó durante 9 años en El Colombiano,y pasó por el Mundo, El Tiempo, la Revista Gente.
Después del hecho, Jiménez presentó su renuncia al periódico y esta fue aceptada inmediatamente. Sin embargo, El Colombiano solo se refirió al hecho públicamente después de que el portal www.pulzo.com lo hiciera público el 20 de enero de 2016.
El plagio en su definición más simple es la acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”, si bien en muchos casos no es un delito sí es considerado como una falta ética de gravedad, y aún más cuando se da dentro del ejercicio periodístico. Uno de los casos más emblemáticos de plagio en el mundo fue el realizado por el reportero Jayson Blair en The New York Times, donde en 2003 le fueron descubiertas múltiples incongruencias en 36 de los 73 artículos que había publicado para el periódico neoyorquino hasta entonces; sin embargo el tratamiento que le fue dado por parte del New York Times a este caso fue sustancialmente diferente al que le fue dado por el periódico El Colombiano al caso de su editora internacional.
Es allí cuando empezamos a cuestionarnos sobre la forma en que se hace periodismo, pues pareciera que en muchos casos la ética solo nos alcanza para defender el buen quehacer pero no para señalar cuando este se está ejecutando de maneras poco éticas.
Qué nos hace éticos
\”Hoy casi todos los periodistas hablan de ética porque no les queda otro remedio. El término ética se ha convertido en necesidad informativa para cada informador, pero una gran mayoría habla de ella sin conocerla, sin palparla en vivo. Tienen que referirse a ella porque saben que es útil aparentar ser éticos\” (Roura).
En Trazos para un código de ética periodística, de la Revista mexicana de comunicación, el autor Luis Velázquez apunta más de 20 ítems que idealmente deberían integrarse en un código de ética periodística. Así pues, seleccionamos algunos pertinentes al caso en mención:
- El periodista debe cumplir con su deber de informar, basado en la verdad.
- Un periódico y un periodista deben anteponer su condición humana en cualquier escrito.
- El respeto a los lectores, a las fuentes informativas, a los protagonistas de la noticia, debe manifestarse hasta en la manera de referirse a ellos.
- El periodista debe escribir con las neuronas y nunca con las hormonas, con la mente y jamás con el hígado.
- La credibilidad y la reputación de un medio de comunicación depende de la veracidad con que se informe o analice el hecho noticioso.
\”La imagen moral y ética de un periódico la proyectan, en primera instancia, los reporteros, fotógrafos y publicistas, pues en cualquier caso ellos asumen conductas subjetivas y privadas en su vida profesional\” (Velázquez).
La ética y el otro
Bien sabemos que en el periodismo, el periodista no es quien cobra importancia sino la persona o experiencia con la que este se encuentra. Para esto, es de anotar que debemos reconocernos como el otro, para tratar de entenderlo en su complejidad y tolerarlo, así pues, siendo éticos.
– La profesión del periodista, más que cualquier otra, está estrechamente ligada a la existencia del otro; esto explica por qué en el ejercicio profesional se multiplican los dilemas y los retos éticos
– Existen retos éticos de distintas magnitudes. Los más exigentes se presentan en la interacción con el prógimo más cercano. Con las personas distantes o desconocidas también tenemos deberes éticos, pero con ellos se pone en práctica una ética mínima
– Hay personas que han servido a la humanidad dando ejemplo de vigor ético, para ellos el otro mereció siempre la aplicación en una ética máxima
La ética y la ley
Javier Darío Restrepo, en su libro El zumbido y el moscardón, ofrece algunas comparaciones importantes sobre la ética y la ley. Entre ellas se encuentra:
– La ética obedece a normas autónomas
– La ley responde a normas heterónomas
– La ética es imperativa: impone obligaciones
– La ley es imperativa: impone obligaciones y reconoce derechos
– La ley es coercitiva: se impone aún con la fuerza
– La ética dignifica al ser humano
– La ley resuelve problemas de coexistencia
A manera de conclusión
- La ética dignifica porque impulsa a la excelencia
- La ética de una profesión se conoce si hay una clara conciencia de la identidad profesional
- Los dilemas éticos no se mueven entre lo bueno y lo bueno en busca de lo mejor
- La ética señala el deber ser de las personas y de las profesiones
- El deber ser de las profesiones se llama deontología
- Para ser un periodista ético se requiere una etapa previa: la de ser buena persona.
Bibliografía
- Restrepo, J. (2005). El zumbido y el moscardón. S.L. Fondo de cultura económica de España: Madrid.
- Roura, V. (2001). Cultura, ética y periodismo. Editorial Paidós Ibérica: Barcelona.
- Velázquez, L. Trazo para un código de ética periodística.
*Este artículo fue redactado en compañía con Alejandra Vergara Gallo.