Carta al Comandante

Estará pensando entonces que adónde quiero llegar, que usted no es mi amigo y verá si quiere marcharse o morirse. Ya sé que no le importa en absoluto pero, si sigue leyendo, tenía una única pregunta:

La simpatía, la indiferencia, el disgusto

Un lugar desconocido para perderse. Una persona querida, una detestada, una sonrisa, una palabra, un apretón de manos, un encuentro sorpresivo con los miedos. Despertar, si acaso el ritual más hermoso y deseado es entre tantas cosas, ver la luz… lo que implica primero haber conocido la oscuridad.