Camilo tenía la letra cursiva más hermosa que había visto jamás.
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Ojalá no te mueras nunca
Hay días en los que uno despierta con la nostalgia hasta en el pelo.
La fórmula del miedo
Colgué el teléfono y reventé en llanto. La escena es fácil de imaginar: estoy tirada en la cama de mi mamá boca abajo sobre la almohada, esperando que absorba las lágrimas que se derraman mientras le respondo a quien está tras la línea: bien, todos estamos bien, ya queremos tenerte aquí de nuevo.